Monday, November 13, 2006

LA ROSA




Fotografia de Castellano Maria Fernanda.




Y se abrieron los portales.

Un eco tuvo miedo y traicionó

Al silencio.

A cada lado se dejo escapar

Retumbando una y otra vez,

Y fueron ellos,

Los reptiles que mudaron su piel

Para quedar dormidos.



Bonjour madame

Fue su voz blanca

Su negra mirada

Su pollera de lana

Mientras se convertía en rosa



¡He visto en mis sueños

Muertos los campos de rosales

Negros se visten los acantilados,

Festeja el mar con su bramido!

Y el ave que desde este cielo

Solo quiere rozar con su sombra

Para seguir su transito.

Se niega a anidar en estas sepulturas.

Solo sombras en las sombras.



Las vides

Ellas, las hijas de dios

Han cerrado sus fauces

Y se retuercen en sus leños.

No existe animal que pretenda vida

Ni vida que se ose de prender esta existencia.



¿Donde habita tanto dolor?



Abro mis ventanas

Y la brisa me llega

Con sus sabores a mar

Con sus mentas y azules

Con sus salados murmullos

Y como si nada me saludan

Las gaviotas, disfrazadas de carteros.



Debe haber sido un sueño,

Un simple sueño,

Cuando quede dormida.



Bonjour madame...

Escucho su voz

En el eco de los acantilados

Suena en la roca

Su bronca de niña

Su paso firme de mujer

Que reclama.

Su pollera de lana

Que le tapa las rodillas

Y tímidamente se vuelve rosa.



Hay una pureza irreverente

En la estrella de sus pupilas

Solo la miro en su reclamo.

Las vides, los rosales, los pájaros.



Llega la noche

Y sirvo mi café sobre la mesa

Unos papeles se inquietan,

Como a diario

Cada vez que los rozo.

Y espero que acontezca serena

La luna, para mirarla.



Y como si fuera su hermana

Surge ella.

Blanca, renegrida sus pupilas

De noches y estrellas.

Y es tal el espanto en el que la pretendo

Que solo surge de mi boca decir

Vete espectro ¡

Nada tengo para ti y tus sueños.



Yo solo pretendía la noche. La luna,

El sosiego del mar.

La brisa que en murmullos canta.



Pero para ti que eres la rosa,

La que a la pureza reclama.

Nada tiene esta mujer

Nada para tu justa calma.



Y asi me voy

Llevándome mis puertas y mis ventanas.

Como se marchan los débiles.

Dejando a la rosa

Alejando su mirada.

Cuanto más camino junto a los cobardes

Se va amargando esta tierra del alma.



Y soy todos los rosales muertos y todas

Las bocas hambrientas del mar,

Y soy el cielo que destella en tempestades

Soy la sombra del pájaro que no anida

Soy la vida que no pretende existencia.

Y ella siempre tan rosa.