Monday, November 13, 2006

LOS NIÑOS




Fotografia de Mariela Diaz





Esa mañana mi padre eligió el cerdo mas gordo, mas rosado, menos macho y se lo llevo cerca del rió, a unos pasos.
Preparó el fuego, puso unas chapas viejas y ató al animal del hocico y la pata. Contra un árbol.
Esa mañana le pregunte a mi padre que iba a hacer con ese cerdo rosado y gordo.- ¡niña!... jamones y chorizos hay que estacionar el barraco para las fiestas.
Mire el cielo, había una nube que me sonó a cerdo y me dije. Debe ser algún antepasado de este que esta por morir y le esta abriendo las puertas del cielo.
Quizá como niña mi culpa de ver morir al animal se fue con esa nube.
El cerdo grito y grito más cuando mi padre le corto la yugular y lo desangro. - agarra el fuentón y ponlo donde salta la sangre, de aquí las morcillas. Pensé en mi sangre y en mi yugular, y le pregunte si le estaba doliendo. - no niña este cerdo grita por cobarde la muerte no le esta doliendo.
Entonces pensé en su carne que era de cobarde. En su sangre que era de miedo, y le dije a mi padre que no comería ese animal.